Así expresaba Lope de Vega la fugacidad de la vida en el verso octavo de su soneto 22. Los higuereños tenemos constancia palpable cada año que, a veces, parece mes, de ese tempus fugit cuando año tras años vuelve septiembre, vuelve el Loreto, vuelven las ferias y fiestas del 14 de septiembre, el día más grande para un higuereño de casta y raíz. Ya están aquí el noveno del año poscovid. Han pasados dos negros años sin celebraciones públicas. Esperemos que estas sean el preludio de una larga, feliz y sana normalidad en nuestra plaza estrenando «cirugía estética», con la piel más blanca y estirá que una madura estrella de cine.
Gocen, disfruten, aprovechen el tiempo… Recuerden el dicho italiano: Il tempo passa e non ritorna á noi e non vale il pentirsene di poi o sea, El tiempo pasa y no vuelve a nosotros y no vale arrepentirse después.
HABLAMOS DE MEDEA Y EL/LA QUE QUIERA QUE LO LEA
APEIHRON TEATRO. La palabra apeihron, del giegro a (sin) y peras (límite), la acuñó Anaximandro (610-545 a.C) con el significado de lo indeterminado e infinito que constituye la esencia del arkhé, principio y fundamento de todas las cosas.
De la página web de la compañía bonaleja hemos tomado lo siguiente:
«Biografía: Como grupo de teatro independiente nacimos en el año 2010 con el objetivo de promocionar el teatro de vanguardia dentro de nuestra localidad, en Extremadura y en otras comunidades autónomas. Nuestras propuestas teatrales y montajes buscan textos contemporáneos que planteen otra mirada al mundo buscando una temática trascendental propia del ser humano y que indague en sus preocupaciones vitales como la vida, la muerte, la soledad o el más allá, entre otras. Buscamos que el público sea partícipe de lo que ve con una mirada crítica. Dentro de nuestro grupo colaboran aproximadamente quince personas que desde la fecha anteriormente indicada han posibilitado llevar a los escenarios obras como Drácula, adaptación del montaje de Ignacio García May, Agosto del autor norteamericano Tracy Letts, Rojo reposado de Jeroen Brouwers o Incendios de Wajdi Mouawad.»
Se pondrá en escena la tragedia de Eurípides, el gran poeta trágico griego que con Esquilo y Sófocles formaron la magna trilogía de la tragedia griega. Nació en Salamina, 480 a.C. y habría muerto en Pella, 406 a.C.
Medea, mujer fuerte, decidida, pero frágil, traicionada con Creúsa, la hija del rey Creonte, y abandonada por su idolatrado Jason, cobarde y vendido, -ayudó a este a conseguir el vellocino de oro, y después, como venganza contra él, mató a los dos hijos de ambos y a Glauce. Medea y Jason se rodean de secundarios que coadyuvan a construir sus personajes. El objetivo que guía al autor es incitar al espectador a pensar sobre el precio a pagar por las equivocaciones, a reflexionar sobre el sentido último de la vida…
El vellocino (zalea, vellón, piel) de oro era, según la mitología griega, del carnero alado Crisómalo. En 1430 fue elegido por Felipe III, el Bueno, Duque de Borgoña, como símbolo -que pendía de ella- para la cadena de la Orden de Caballería del Toisón (vellón, en francés) de Oro. Dado que el cordero es el símbolo de la inocencia y el oro de la máxima espiritualidad y glorificación, el vellocino de oro significaba la fuerza suprema del espíritu por la pureza del alma. (Dicc. símbolos. Cirlot)
«En Psicología se habla de complejo de Medea, propuesto por Jacobs en 1988, para referirse a aquellas madres (a veces padres) que tiene ideas parricidas sobre sus hijos, especialmente en caso de separaciones de pareja conflictivas, como venganza hacia la otra parte. El odio a la pareja supera el amor a los hijos. Los hijos se instrumentalizan para hacer daño al otro. La mayoría de estas madres y padres no padecen trastornos mentales previos. Sufren lo que se ha denominado enfriamiento del mundo emocional.» De José María Manzano Callejo en Nueva tribuna.
HIGUEREÑEANDO De ayer a hoy... a siempre 
Deja un comentario