La tarde del sábado se empleó en confraternizar, pero sin actividades comunes. El domingo por la mañana, como era «de Pentecostés» (del griego penteskosto que significa quincuagésimo. Cincuenta días desde la Pascua de Resurrección. Se conmemora la venida del Espíritu Santo, en forma de lengua de fuego, a los apóstoles), se celebró otra misa (El sacerdote lleva casulla roja pues este color litúrgico significa la sangre, la fuerza, el fuego, el don del Espíritu Santo. Es el color propio de Pentecostés, Domingo de Ramos y Viernes Santo), después de que los más pequeños se divirtiesen pinchando globos ciegamente.
¡LOS GANADORES!
LA MISA DE LAS 13 HORAS Y LA VUELTA
Finalizada la misa, y antes de empreder el camino de regreso, la directiva de la Hermandad se inmortaliza ante su Santo Patrono. No ponemos sus nombres pues se han reiterado en años anteriores.
Las caballistas se reagrupan bajo las encinas y las carrozas comienzan a desfilar iniciando el camino de vuelta. Como dice la sevillana de Los Romeros de la Puebla: «todo se va terminando como un sueño que se aleja […] bonito y triste el camino cuando se vienen de vuelta» y aquí no llorarán los pinos, pero lagrimearán las centenarias encinas zarzueleras y la dehesa recobrará, su calma, su quietud, su silencio, su soledad hasta el año que viene. La fauna que la habita retomará sus hábitos y dormirá tranquila.
Que el año que viene «La Zarzuela» nos vuelva a acoger a todos. Hasta el Loreto, mañana.
ビバサンイシドロ
HIGUEREÑEANDO De ayer a hoy... a siempre 
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